Lucas 23:1-24:53
231Entonces todo el Concilio llevó a Jesús ante Pilato, el gobernador romano. 2Comenzaron a presentar su caso:
3Entonces Pilato le preguntó:
Jesús contestó:
4Pilato se dirigió a los principales sacerdotes y a la multitud y les dijo:
5Pero insistían:
preguntó Pilato.
7Cuando le dijeron que sí, Pilato lo mandó a Herodes Antipas, porque Galilea estaba bajo la jurisdicción de Herodes, y dio la casualidad de que se encontraba en Jerusalén en ese momento.
8Herodes se alegró mucho por la oportunidad de ver a Jesús, porque había oído hablar de él y hacía tiempo que quería verlo realizar un milagro. 9Herodes le hizo una pregunta tras otra, pero Jesús se negó a contestar. 10Mientras tanto, los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa se quedaron allí gritando sus acusaciones. 11Entonces Herodes y sus soldados comenzaron a burlarse de Jesús y a ridiculizarlo. Finalmente le pusieron un manto real y lo enviaron de regreso a Pilato. 12(Herodes y Pilato, quienes habían sido enemigos anteriormente, ese día se hicieron amigos).
13Entonces Pilato llamó a los principales sacerdotes y a los otros líderes religiosos, junto con el pueblo, 14y anunció su veredicto:
18Pero un gran clamor surgió de la multitud, y a una voz la gente gritó:
19(Barrabás estaba en prisión por haber participado en un levantamiento contra el gobierno en Jerusalén, y por asesinato). 20Pilato discutió con ellos porque quería poner en libertad a Jesús, 21pero la multitud seguía gritando:
22Por tercera vez insistió Pilato:
23Pero la turba gritó cada vez más fuerte, exigiendo que Jesús fuera crucificado, y sus voces prevalecieron. 24Entonces Pilato sentenció a Jesús a muerte como la gente reclamaba. 25Como habían pedido, puso en libertad a Barrabás, el que estaba preso por levantamiento y asesinato. Y les entregó a Jesús para que hicieran con él como quisieran.
26Cuando ellos se llevaban a Jesús, sucedió que un hombre llamado Simón, que era de Cirene,* venía del campo. Los soldados lo agarraron, pusieron la cruz sobre él y lo obligaron a cargarla detrás de Jesús. 27Una gran multitud lo seguía, incluidas muchas mujeres que lloraban desconsoladas. 28Entonces Jesús se dio la vuelta y les dijo:
32Llevaron a otros dos, ambos criminales, para ser ejecutados con Jesús. 33Cuando llegaron a un lugar llamado «La Calavera»,* lo clavaron en la cruz y a los criminales también, uno a su derecha y otro a su izquierda.
34Jesús dijo:
Y los soldados sortearon su ropa, tirando los dados.*
35La multitud observaba, y los líderes se burlaban.
decían,
36Los soldados también se burlaban de él, al ofrecerle vino agrio para beber. 37Y exclamaron:
38Encima de su cabeza, colocaron un letrero que decía: «Este es el Rey de los judíos».
39Uno de los criminales colgados junto a él se burló:
40Pero el otro criminal protestó:
42Luego dijo:
43Jesús respondió:
44Ya era alrededor del mediodía, y la tierra se llenó de oscuridad hasta las tres de la tarde. 45La luz del sol desapareció. Y, de repente, la cortina del santuario del templo se rasgó por la mitad. 46Después Jesús gritó:
Y con esas palabras dio su último suspiro.
47Cuando el oficial romano* encargado de la ejecución vio lo que había sucedido, adoró a Dios y dijo:
48Y cuando todas las multitudes que habían venido a observar la ejecución vieron lo que había sucedido, regresaron a casa con gran dolor;* 49pero los amigos de Jesús, incluidas las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, se quedaron mirando de lejos.
50Había un hombre bueno y justo llamado José. Era miembro del Concilio Supremo judío, 51pero no había estado de acuerdo con la decisión y las acciones de los otros líderes religiosos. Era de la ciudad de Judea llamada Arimatea y esperaba la venida del reino de Dios. 52Fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. 53Luego bajó el cuerpo de la cruz, lo envolvió en un largo lienzo de lino y lo colocó en una tumba nueva que había sido tallada en la roca. 54Esto sucedió el viernes por la tarde, el día de preparación,* cuando el día de descanso estaba por comenzar.
55Mientras llevaban el cuerpo, las mujeres de Galilea iban detrás y vieron la tumba donde lo colocaron. 56Luego fueron a sus casas y prepararon especias y ungüentos para ungir el cuerpo de Jesús; pero cuando terminaron ya había comenzado el día de descanso, así que descansaron como ordena la ley.
241El domingo,* muy temprano por la mañana, las mujeres fueron a la tumba, llevando las especias que habían preparado. 2Encontraron que la piedra de la entrada estaba corrida a un costado. 3Entonces entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. 4Mientras estaban allí perplejas, de pronto aparecieron dos hombres vestidos con vestiduras resplandecientes.
5Las mujeres quedaron aterradas y se inclinaron rostro en tierra. Entonces los hombres preguntaron:
8Entonces ellas recordaron lo que Jesús había dicho. 9Así que regresaron corriendo de la tumba a contarles a los once discípulos y a todos los demás lo que había sucedido. 10Fueron María Magdalena, Juana, María la madre de Santiago y varias mujeres más quienes contaron a los apóstoles lo que pasó. 11Pero a los hombres el relato les pareció una tontería, y no les creyeron. 12Sin embargo, Pedro se levantó de un salto y corrió a la tumba para ver por sí mismo. Agachándose, miró hacia adentro y vio solo los lienzos de lino, vacíos; luego regresó a la casa, preguntándose qué habría ocurrido.
13Ese mismo día, dos de los seguidores de Jesús iban camino al pueblo de Emaús, a unos once kilómetros* de Jerusalén. 14Al ir caminando, hablaban acerca de las cosas que habían sucedido. 15Mientras conversaban y hablaban, de pronto Jesús mismo se apareció y comenzó a caminar con ellos; 16pero Dios impidió que lo reconocieran.
17Él les preguntó:
Se detuvieron de golpe, con sus rostros cargados de tristeza. 18Entonces uno de ellos, llamado Cleofas, contestó:
preguntó Jesús.
le dijeron.
25Entonces Jesús les dijo:
27Entonces Jesús los guió por los escritos de Moisés y de todos los profetas, explicándoles lo que las Escrituras decían acerca de él mismo.
28Para entonces ya estaban cerca de Emaús y del final del viaje. Jesús hizo como que iba a seguir adelante, 29pero ellos le suplicaron:
Entonces los acompañó a la casa. 30Al sentarse a comer,* tomó el pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a ellos. 31De pronto, se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Y, en ese instante, Jesús desapareció.
32Entonces se dijeron el uno al otro:
33En menos de una hora, estaban de regreso a Jerusalén. Allí encontraron a los once discípulos y a los otros que se habían reunido con ellos, 34quienes decían:
35Luego los dos de Emaús les contaron cómo Jesús se les había aparecido mientras iban por el camino y cómo lo habían reconocido cuando partió el pan. 36Entonces, justo mientras contaban la historia, de pronto Jesús mismo apareció de pie en medio de ellos.
les dijo. 37Pero todos quedaron asustados y temerosos; ¡pensaban que veían un fantasma!
les preguntó.
40Mientras hablaba, él les mostró sus manos y sus pies.
41Aun así, ellos seguían sin creer, llenos de alegría y asombro. Entonces les preguntó:
42Le dieron un pedazo de pescado asado, 43y él lo comió mientras ellos miraban.
44Entonces dijo:
45Entonces les abrió la mente para que entendieran las Escrituras, 46y dijo:
50Entonces Jesús los llevó a Betania, levantó sus manos al cielo y los bendijo. 51Mientras los bendecía, los dejó y fue levantado al cielo. 52Entonces ellos lo adoraron y regresaron a Jerusalén llenos de gran alegría; 53y pasaban todo su tiempo en el templo, adorando a Dios.
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