Introducción a Hebreos

Jesús es incomparable

Él preparó un camino para ti; síguelo sin importar el precio

Cómo leer Hebreos

Todos enfrentamos tiempos difíciles. Cuando hay presión, puede que nos sintamos tentados a rendirnos. Necesitamos recordar por qué estamos contendiendo para poder superar esos momentos complicados. Hebreos fue escrito para una situación como esta, para creyentes judíos que enfrentaron una gran persecución debido a su fe. A la luz de la dificultad, algunos habían considerado abandonar la fe completamente. El autor los exhortó a permanecer a pesar del costo. ¿Por qué?
La razón es simple. ¡Nada, ni nadie, se compara a Jesús!
Él es mejor que los ángeles, que Moisés, que Josué, que Aarón, y que Melquisedec. De hecho, Él instauró un mejor pacto basado en mejores promesas que produjeron un mejor reposo, pues ofreció un mejor sacrificio: entregó su propia vida. En realidad, si se consideran todos los grandes héroes de la fe, ¡Jesús es el mejor! Por eso es que el autor nos dice: «consideren detenidamente a este Jesús» (Heb 3:1) y mantengan «la mirada en» Él y solo en Él (Heb 12:2). ¡Él es el mejor entre los mejores; Él es lo mejor que hay! La conclusión es clara y conmovedora: ¡Porque Jesús es incomparable, vale la pena seguirlo cueste lo que cueste!
El autor hace frecuentes contrastes entre la ley ritual del Antiguo Testamento y la fe del Nuevo Testamento. Nota los fuertes llamamientos que hace a los creyentes judíos para que se aferren al nuevo pacto en vez de volverse al antiguo. Busca las imágenes vívidas del Antiguo Testamento utilizadas para ilustrar lo que Dios ha hecho a través de Jesucristo. Lee las hazañas de aquellos que perseveraron en el Antiguo Testamento, aferrándose a la fe y la gracia en anticipación al Mesías, ellos «buscaban un lugar mejor, una patria celestial.» (Heb 11:16). Deléitate en las descripciones fabulosas de la vida y naturaleza incomparables de nuestro gran Mesías. Determina en tu corazón atesorar a Jesús por sobre todas las cosas, ¡en ese momento sabrás que realmente entendiste el mensaje de Hebreos!

¿Quién escribió esta carta?

Esta es una pregunta debatida. La respuesta no es clara porque el autor/a no se identifica a sí mismo/a. Aunque algunos han sugerido que fue escrito por Pablo, es más probable que haya sido escrito por uno de sus compañeros judíos de confianza: Bernabé, Apolos o Priscila. El hecho de que el documento haya permanecido anónimo puede apuntar fuertemente a la autoría femenina de Priscila.

¿Cuándo se escribió?

La naturaleza de la persecución descrita en la carta indica un tiempo donde no había un estigma social por ser judío, pero sí lo había por ser un seguidor de Jesús. El autor dice: «Algunas veces los ponían en ridículo públicamente y los golpeaban, otras veces ustedes ayudaban a los que pasaban por lo mismo. Sufrieron junto con los que fueron metidos en la cárcel y, cuando a ustedes les quitaron todos sus bienes, lo aceptaron con alegría. Sabían que en el futuro les esperaban cosas mejores, que durarán para siempre.» (Heb 10:33-34). Esto puede ser un indicio del tiempo de persecución bajo el emperador Nerón, quizá después del martirio de Pedro y Pablo, a finales de los años 60 d. C. Nota que Timoteo, compañero cercano de Pablo recientemente «salió de la cárcel.» (Heb 13:23).

¿Para quién se escribió y por qué?

¿Existen momentos en los que preferirías no identificarte con Cristo debido a las presiones sociales y las percepciones culturales? Entonces es posible que puedas entender más o menos el dilema que estos primeros creyentes judíos estaban enfrentando. Por la naturaleza específica de la persecución que estaban viviendo, ser conocido como un judío no presentaba ningún peligro, pero ser identificado como un cristiano era potencialmente de vida o muerte. Por lo tanto, Hebreos lanza una advertencia a los primeros creyentes judíos que estaban siendo tentados a regresar a sus rituales del Antiguo Testamento en un intento de escapar de la persecución y salvar a sus familias, sus negocios y sus vidas. Hebreos los exhorta a que el «nuevo camino —un camino que da vida—» a través de la fe en Jesús es mejor (Heb 10:20).

Perspectiva de SourceView

Aunque algunas veces es tratada como una epístola, Hebreos no es realmente una carta. No contiene los elementos de una carta del primer siglo. No se declara quién la escribió ni a quién fue escrita. Tampoco contiene los saludos iniciales o la oración de bendición. Sino que es descrita como una “breve exhortación” (Heb 13:22) puesto que toma 45 minutos leerla. Entonces, aparentemente lo que tenemos frente a nosotros es la transcripción de un sermón inspirado. Pero este no es un simple mensaje religioso. ¡Se parece más a un discurso político!
Esta exhortación tiene el formato de un discurso en la era romana conocido como synkrisis. En este género de discurso, un promotor daba un mensaje comparando a su candidato con personas famosas en la historia de la ciudad. En cada caso el candidato era presentando como mejor que su predecesor. ¡Si el discurso político era efectivo, la audiencia prorrumpía en aclamaciones de los partidistas, coreando en voz alta el nombre del candidato por el cual iban a votar! De la misma manera el autor de Hebreos elevó el nombre de Jesús y esperaba que sus oyentes terminaran diciendo “proclamamos nuestra lealtad a su nombre” (Heb 13:15), alineándose tolalmente con Jesús ¡aún cuando enfrentaban persecución!
Al mismo tiempo, el autor transmite una profunda preocupación y cuidado pastoral por sus compañeros creyentes quienes están pasando por momentos difíciles. El autor se identifica con los oyentes y pone las palabras del Salmo 118:6 en sus bocas, diciendo: “Así que podemos decir con toda confianza: «El Señor es quien me ayuda, por tanto, no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?»” (Heb 13:6).
El autor empatiza con los creyentes perseguidos una y otra vez, utilizando un lenguaje plural en primera persona (“nosotros, nuestro, nuestros”) para identificarse con los oyentes originales de esta synkrisis. Observa los pasajes 1:1, 2, 3; 2:1,3, 5, 8, 9, 16, 17, 18; 3:1, 6, 14, 19; 4:1, 2, 3, 4, 11, 12, 13, 14, 15, 16; 5:11; 6:1, 3, 9, 11, 18, 19, 20; 7:8, 9, 13, 14, 26; 8:1, 3, 6; 9:5, 12, 14, 24, 28; 10:10, 12, 19, 21-26, 29, 30, 39; 11:1, 3, 4, 40; 12:1, 2, 9, 10, 25, 28, 29; 13:10, 13, 14, 15, 18, 20, 23. Esta empatía pastoral debería inspirarnos a vivir de una manera similar: identificándonos muy de cerca con aquellos que están sufriendo persecución por su fe en la persona maravillosa de Cristo Jesús.

La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente,
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