Apocalipsis 20:4-22:21
204Después vi tronos, y los que estaban sentados en ellos habían recibido autoridad para juzgar. Vi las almas de aquellos que habían sido decapitados por dar testimonio acerca de Jesús y proclamar la palabra de Dios. Ellos no habían adorado a la bestia ni a su estatua, ni habían aceptado su marca en la frente o en las manos. Volvieron a la vida, y reinaron con Cristo durante mil años.
5Esta es la primera resurrección. (El resto de los muertos no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años). 6Benditos y santos son aquellos que forman parte de la primera resurrección, porque la segunda muerte no tiene ningún poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él durante mil años.
7Cuando se cumplan los mil años, Satanás será liberado de su prisión. 8Saldrá para engañar a las naciones —llamadas Gog y Magog— por todos los extremos de la tierra. Las reunirá a todas para la batalla: un poderoso ejército tan incalculable como la arena de la orilla del mar. 9Y los vi cuando subían por toda la anchura de la tierra y rodeaban al pueblo de Dios y a la ciudad amada; pero cayó fuego del cielo sobre el ejército que atacaba y lo consumió.
10Después el diablo, que los había engañado, fue lanzado al lago de fuego que arde con azufre, donde ya estaban la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por siempre jamás.
11Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. La tierra y el cielo huyeron de su presencia, pero no encontraron ningún lugar donde esconderse. 12Vi a los muertos, tanto grandes como pequeños, de pie delante del trono de Dios. Los libros fueron abiertos, entre ellos el libro de la vida. A los muertos se les juzgó de acuerdo a las cosas que habían hecho, según lo que estaba escrito en los libros. 13El mar entregó sus muertos, y la muerte y la tumba* también entregaron sus muertos; y todos fueron juzgados según lo que habían hecho. 14Entonces la muerte y la tumba fueron lanzadas al lago de fuego. Este lago de fuego es la segunda muerte. 15Y todo el que no tenía su nombre registrado en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
211Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y también el mar. 2Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo desde la presencia de Dios, como una novia hermosamente vestida para su esposo.
3Oí una fuerte voz que salía del trono y decía:
5Y el que estaba sentado en el trono dijo:
Entonces me dijo:
6También dijo:
9Entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas con las últimas siete plagas se me acercó y me dijo:
10Así que me llevó en el Espíritu* a una montaña grande y alta, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, desde la presencia de Dios. 11Resplandecía de la gloria de Dios y brillaba como una piedra preciosa, como un jaspe tan transparente como el cristal. 12La muralla de la ciudad era alta y ancha, y tenía doce puertas vigiladas por doce ángeles. Los nombres de las doce tribus de Israel estaban escritos en las puertas. 13Había tres puertas a cada lado: al oriente, al norte, al sur y al occidente. 14La muralla de la ciudad estaba fundada sobre doce piedras, las cuales llevaban escritos los nombres de los doce apóstoles del Cordero.
15El ángel que hablaba conmigo tenía en la mano una vara de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla. 16Cuando la midió se dio cuenta de que era cuadrada, que medía lo mismo de ancho que de largo. En realidad, medía 2220 kilómetros* de largo, lo mismo de alto y lo mismo de ancho. 17Después midió el grosor de las murallas, que eran de sesenta y cinco metros* (según la medida humana que el ángel usó).
18La muralla estaba hecha de jaspe, y la ciudad era de oro puro y tan cristalino como el vidrio. 19La muralla de la ciudad estaba fundada sobre doce piedras, cada una adornada con una piedra preciosa:* la primera con jaspe, la segunda con zafiro, la tercera con ágata, la cuarta con esmeralda, 20la quinta con ónice, la sexta con cornalina, la séptima con crisólito, la octava con berilo, la novena con topacio, la décima con crisoprasa, la undécima con jacinto y la duodécima con amatista.
21Las doce puertas estaban hechas de perlas, ¡cada puerta hecha de una sola perla! Y la calle principal era de oro puro y tan cristalino como el vidrio.
22No vi ningún templo en la ciudad, porque el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son el templo. 23La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna, porque la gloria de Dios ilumina la ciudad, y el Cordero es su luz. 24Las naciones caminarán a la luz de la ciudad, y los reyes del mundo entrarán en ella con toda su gloria. 25Las puertas nunca se cerrarán al terminar el día porque allí no existe la noche. 26Todas las naciones llevarán su gloria y honor a la ciudad. 27No se permitirá la entrada a ninguna cosa mala* ni tampoco a nadie que practique la idolatría y el engaño. Solo podrán entrar los que tengan su nombre escrito en el libro de la vida del Cordero.
221Luego el ángel me mostró un río con el agua de la vida, era transparente como el cristal y fluía del trono de Dios y del Cordero. 2Fluía por el centro de la calle principal. A cada lado del río crecía el árbol de la vida, el cual produce doce cosechas de fruto,* y una cosecha nueva cada mes. Las hojas se usaban como medicina para sanar a las naciones.
3Ya no habrá más maldición sobre ninguna cosa, porque allí estará el trono de Dios y del Cordero, y sus siervos lo adorarán. 4Verán su rostro y tendrán su nombre escrito en la frente. 5Allí no existirá la noche —no habrá necesidad de la luz de lámparas ni del sol— porque el Señor Dios brillará sobre ellos. Y ellos reinarán por siempre y para siempre.
6Entonces el ángel me dijo:
8Yo, Juan, soy el que vio y oyó todas estas cosas. Cuando las oí y las vi, me postré para adorar a los pies del ángel que me las mostró. 9Pero él dijo:
10Entonces me indicó:
14Benditos son los que lavan sus ropas. A ellos se les permitirá entrar por las puertas de la ciudad y comer del fruto del árbol de la vida. 15Fuera de la ciudad están los perros: los que practican la brujería, los que cometen inmoralidades sexuales, los asesinos, los que rinden culto a ídolos, y todos los que se deleitan en vivir una mentira.
17El Espíritu y la esposa dicen:
Que todos los que oyen esto, digan:
Todos los que tengan sed, vengan. Todo aquel que quiera, beba gratuitamente del agua de la vida. 18Yo declaro solemnemente a todos los que oyen las palabras de la profecía escritas en este libro: si alguien agrega algo a lo que está escrito aquí, Dios le agregará a esa persona las plagas que se describen en este libro. 19Y si alguien quita cualquiera de las palabras de este libro de profecía, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que se describen en este libro.
20Aquel que es el testigo fiel de todas esas cosas dice:
¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!
21Que la gracia del Señor Jesús sea con el pueblo santo de Dios.*
HAMBRE POR CONOCER MÁS A DIOS