Marcos 6:1-7:37
61Jesús salió de esa región y regresó con sus discípulos a Nazaret, su pueblo. 2El siguiente día de descanso, comenzó a enseñar en la sinagoga, y muchos de los que lo oían quedaban asombrados. Preguntaban:
3Y se burlaban:
Se sentían profundamente ofendidos y se negaron a creer en él.
4Entonces Jesús les dijo:
5Y, debido a la incredulidad de ellos, Jesús no pudo hacer ningún milagro allí, excepto poner sus manos sobre algunos enfermos y sanarlos. 6Y estaba asombrado de su incredulidad.
Después Jesús fue de aldea en aldea enseñando a la gente. 7Reunió a sus doce discípulos, comenzó a enviarlos de dos en dos y les dio autoridad para expulsar espíritus malignos.* 8Les dijo que no llevaran nada para el viaje —ni comida, ni bolso de viaje, ni dinero*— sino solo un bastón. 9Les permitió llevar sandalias pero no una muda de ropa.
10Les dijo:
12Entonces los discípulos salieron y decían a todos que se arrepintieran de sus pecados y volvieran a Dios. 13También expulsaban muchos demonios y sanaban a muchos enfermos ungiéndolos con aceite de oliva.
14El rey Herodes Antipas pronto oyó hablar de Jesús, porque todos hablaban de él. Algunos decían:*
15Otros decían:
Incluso otros afirmaban:
16Cuando Herodes oyó hablar de Jesús, dijo:
17Pues Herodes había enviado soldados para arrestar y encarcelar a Juan para hacerle un favor a Herodías. Él se casó con ella a pesar de que era esposa de su hermano, Felipe. 18Juan le había estado diciendo a Herodes:
19Por eso Herodías le guardaba rencor a Juan y quería matarlo; pero sin el visto bueno de Herodes, ella no podía hacer nada, 20porque Herodes respetaba a Juan y lo protegía porque sabía que era un hombre bueno y santo. Herodes se inquietaba mucho siempre que hablaba con Juan, pero aun así le gustaba escucharlo.
21Finalmente, Herodías tuvo su oportunidad en el cumpleaños de Herodes. Él dio una fiesta para los altos funcionarios de su gobierno, los oficiales del ejército y los ciudadanos prominentes de Galilea. 22Luego la hija del rey, también llamada Herodías,* entró y bailó una danza que agradó mucho a Herodes y a sus invitados.
le dijo el rey a la muchacha
23Incluso juró:
24Ella salió y le preguntó a su madre:
Su madre le dijo:
25Así que la muchacha regresó de prisa y le dijo al rey:
26Entonces el rey se arrepintió profundamente de lo que había dicho, pero debido a los juramentos que había hecho delante de sus invitados, no le podía negar lo que pedía. 27Así que envió de inmediato a un verdugo a la prisión para que le cortara la cabeza a Juan y luego se la trajera. El soldado decapitó a Juan en la prisión, 28trajo su cabeza en una bandeja y se la dio a la muchacha, quien se la llevó a su madre. 29Cuando los discípulos de Juan oyeron lo que había sucedido, fueron a buscar el cuerpo y lo pusieron en una tumba.
30Los apóstoles regresaron de su viaje y le contaron a Jesús todo lo que habían hecho y enseñado. 31Entonces Jesús les dijo:
Lo dijo porque había tanta gente que iba y venía que Jesús y sus apóstoles no tenían tiempo ni para comer.
32Así que salieron en la barca a un lugar tranquilo, donde pudieran estar a solas; 33pero muchos los reconocieron y los vieron salir, y gente de muchos pueblos corrió a lo largo de la orilla y llegó antes que ellos. 34Cuando Jesús salió de la barca, vio a la gran multitud y tuvo compasión de ellos porque eran como ovejas sin pastor. Entonces comenzó a enseñarles muchas cosas.
35Al atardecer, los discípulos se le acercaron y le dijeron:
37Jesús les dijo:
preguntaron.
preguntó.
Ellos regresaron e informaron:
39Entonces Jesús les dijo a los discípulos que sentaran a la gente en grupos sobre la hierba verde. 40Así que se sentaron en grupos de cincuenta y de cien.
41Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, miró hacia el cielo y los bendijo. Luego, a medida que partía los panes en trozos, se los daba a sus discípulos para que los distribuyeran entre la gente. También dividió los pescados para que cada persona tuviera su porción. 42Todos comieron cuanto quisieron, 43y después los discípulos juntaron doce canastas con lo que sobró de pan y pescado. 44Un total de cinco mil hombres y sus familias se alimentaron.*
45Inmediatamente después, Jesús insistió en que sus discípulos regresaran a la barca y comenzaran a cruzar el lago hacia Betsaida mientras él enviaba a la gente a casa. 46Después de despedirse de la gente, subió a las colinas para orar a solas.
47Muy tarde esa misma noche, los discípulos estaban en la barca en medio del lago y Jesús estaba en tierra, solo. 48Jesús vio que ellos se encontraban en serios problemas, pues remaban con mucha fuerza y luchaban contra el viento y las olas. A eso de las tres de la madrugada,* Jesús se acercó a ellos caminando sobre el agua. Su intención era pasarlos de largo, 49pero cuando los discípulos lo vieron caminar sobre el agua, gritaron de terror pues pensaron que era un fantasma. 50Todos quedaron aterrados al verlo.
Pero Jesús les habló de inmediato:
dijo.
51Entonces subió a la barca, y el viento se detuvo. Ellos estaban totalmente asombrados 52porque todavía no entendían el significado del milagro de los panes. Tenían el corazón demasiado endurecido para comprenderlo.
53Después de cruzar el lago, arribaron a Genesaret. Llevaron la barca hasta la orilla 54y bajaron. Los habitantes reconocieron a Jesús enseguida 55y corrieron por toda la región llevando a los enfermos en camillas hasta donde oían que él estaba. 56Por donde iba —fueran aldeas, ciudades o granjas— le llevaban enfermos a las plazas. Le suplicaban que permitiera a los enfermos tocar al menos el fleco de su túnica, y todos los que tocaban a Jesús eran sanados.
71Cierto día, algunos fariseos y maestros de la ley religiosa llegaron desde Jerusalén para ver a Jesús. 2Notaron que algunos de sus discípulos no seguían el ritual judío de lavarse las manos antes de comer. 3(Los judíos, sobre todo los fariseos, no comen si antes no han derramado agua sobre el hueco de sus manos,* como exigen sus tradiciones antiguas. 4Tampoco comen nada del mercado sin antes sumergir sus manos en* agua. Esa es solo una de las tantas tradiciones a las que se han aferrado, tal como el lavado ceremonial de vasos, jarras y vasijas de metal*).
5Entonces los fariseos y maestros de la ley religiosa le preguntaron:
6Jesús contestó:
9Entonces dijo:
14Luego Jesús llamó a la multitud para que se acercara y oyera.
17Luego Jesús entró en una casa para alejarse de la multitud, y sus discípulos le preguntaron qué quiso decir con la parábola que acababa de emplear.
preguntó.
(Al decir eso, declaró que toda clase de comida es aceptable a los ojos de Dios).
20Y entonces agregó:
24Luego Jesús salió de Galilea y se dirigió al norte, a la región de Tiro.* No quería que nadie supiera en qué casa se hospedaba, pero no pudo ocultarlo. 25Enseguida una mujer que había oído de él se acercó y cayó a sus pies. Su hijita estaba poseída por un espíritu maligno,* 26y ella le suplicó que expulsara al demonio de su hija.
Como la mujer era una gentil,* nacida en la región de Fenicia que está en Siria, 27Jesús le dijo:
respondió ella,
le dijo Jesús.
30Cuando ella llegó a su casa, encontró a su hijita tranquila recostada en la cama, y el demonio se había ido.
31Jesús salió de Tiro y subió hasta Sidón antes de regresar al mar de Galilea y a la región de las Diez Ciudades.* 32Le trajeron a un hombre sordo con un defecto del habla, y la gente le suplicó a Jesús que pusiera sus manos sobre el hombre para sanarlo.
33Jesús lo llevó aparte de la multitud para poder estar a solas con él. Metió sus dedos en los oídos del hombre. Después escupió sobre sus propios dedos y tocó la lengua del hombre. 34Mirando al cielo, suspiró y dijo:
que significa «¡Ábranse!». 35Al instante el hombre pudo oír perfectamente bien y se le desató la lengua, de modo que hablaba con total claridad.
36Jesús le dijo a la multitud que no lo contaran a nadie, pero cuanto más les pedía que no lo hicieran, tanto más hacían correr la voz. 37Quedaron completamente asombrados y decían una y otra vez:
ABRIENDO LA BIBLIA