Marcos 3:7-5:43
37Jesús fue al lago con sus discípulos, y una gran multitud lo siguió. La gente llegaba de toda Galilea, Judea, 8Jerusalén, Idumea, del oriente del río Jordán y de lugares tan al norte como Tiro y Sidón. Las noticias sobre sus milagros corrían por todas partes, y una enorme cantidad de personas llegó para verlo.
9Jesús encargó a sus discípulos que prepararan una barca para que la multitud no lo apretujara. 10Ese día sanó a tanta gente que todos los enfermos empujaban hacia adelante para poder tocarlo. 11Y, cuando los que estaban poseídos por espíritus malignos* lo veían, los espíritus los arrojaban al suelo frente a él y gritaban:
12pero Jesús ordenó severamente a los espíritus que no revelaran quién era él.
13Tiempo después Jesús subió a un monte y llamó a los que quería que lo acompañaran. Todos ellos se acercaron a él. 14Luego nombró a doce de ellos y los llamó sus apóstoles.* Ellos lo acompañarían, y él los enviaría a predicar 15y les daría autoridad para expulsar demonios. 16Estos son los doce que escogió:
Simón (a quien llamó Pedro),
17Santiago y Juan (los hijos de Zebedeo, a quienes Jesús apodó «hijos del trueno»*),
18Andrés,
Felipe,
Bartolomé,
Mateo,
Tomás,
Santiago (hijo de Alfeo),
Tadeo,
Simón (el zelote*),
19Judas Iscariote (quien después lo traicionó).
20Cierta vez, Jesús entró en una casa y las multitudes empezaron a juntarse nuevamente. Pronto ni él ni sus discípulos encontraron un momento para comer. 21Cuando sus familiares oyeron lo que sucedía, intentaron llevárselo.
decían.
22Pero los maestros de la ley religiosa que habían llegado de Jerusalén decían:
23Jesús los llamó para que se acercaran y respondió con una ilustración.
preguntó.
30Les dijo esto porque ellos decían:
31Luego la madre y los hermanos de Jesús vinieron a verlo. Se quedaron afuera y le mandaron a decir que saliera para hablar con ellos. 32Había una multitud sentada alrededor de Jesús, y alguien dijo:
33Jesús respondió:
34Entonces miró a los que estaban a su alrededor y dijo:
41Una vez más Jesús comenzó a enseñar a la orilla del lago. Pronto se reunió una gran multitud alrededor de él, así que entró en una barca. Luego se sentó en la barca, mientras que toda la gente permanecía en la orilla. 2Les enseñaba por medio de historias que contaba en forma de parábola, como la siguiente:
9Luego les dijo:
10Más tarde, cuando Jesús se quedó a solas con los doce discípulos y con las demás personas que se habían reunido, le preguntaron el significado de las parábolas.
11Él contestó:
13Luego Jesús les dijo:
21Entonces Jesús les preguntó:
24Luego agregó:
26Jesús también dijo:
30Jesús dijo:
33Jesús empleó muchas historias e ilustraciones similares para enseñar a la gente, tanto como pudieran entender. 34De hecho, durante su ministerio público nunca enseñó sin usar parábolas; pero después, cuando estaba a solas con sus discípulos, les explicaba todo a ellos.
35Al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos:
36Así que dejaron a las multitudes y salieron con Jesús en la barca (aunque otras barcas los siguieron). 37Pronto se desató una tormenta feroz y olas violentas entraban en la barca, la cual empezó a llenarse de agua.
38Jesús estaba dormido en la parte posterior de la barca, con la cabeza recostada en una almohada. Los discípulos lo despertaron:
gritaron.
39Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y dijo a las olas:
De repente, el viento se detuvo y hubo una gran calma. 40Luego él les preguntó:
41Los discípulos estaban completamente aterrados.
se preguntaban unos a otros.
51Entonces llegaron al otro lado del lago, a la región de los gerasenos.* 2Cuando Jesús bajó de la barca, un hombre poseído por un espíritu maligno* salió del cementerio a su encuentro. 3Este hombre vivía entre las cuevas de entierro y ya nadie podía sujetarlo ni siquiera con cadenas. 4Siempre que lo ataban con cadenas y grilletes —lo cual le hacían a menudo—, él rompía las cadenas de sus muñecas y destrozaba los grilletes. No había nadie con suficiente fuerza para someterlo. 5Día y noche vagaba entre las cuevas donde enterraban a los muertos y por las colinas, aullando y cortándose con piedras afiladas.
6Cuando Jesús todavía estaba a cierta distancia, el hombre lo vio, corrió a su encuentro y se inclinó delante de él. 7Dando un alarido, gritó:
8Pues Jesús ya le había dicho al espíritu:
9Entonces Jesús le preguntó:
Y él contestó:
10Entonces los espíritus malignos le suplicaron una y otra vez que no los enviara a un lugar lejano.
11Sucedió que había una gran manada de cerdos alimentándose en una ladera cercana.
suplicaron los espíritus.
13Entonces Jesús les dio permiso. Los espíritus malignos salieron del hombre y entraron en los cerdos, y toda la manada de unos dos mil cerdos se lanzó al lago por el precipicio y se ahogó en el agua.
14Los hombres que cuidaban los cerdos huyeron a la ciudad cercana y sus alrededores, difundiendo la noticia mientras corrían. La gente salió corriendo para ver lo que había pasado. 15Pronto una multitud se juntó alrededor de Jesús, y todos vieron al hombre que había estado poseído por la legión de demonios. Se encontraba sentado allí, completamente vestido y en su sano juicio, y todos tuvieron miedo. 16Entonces los que habían visto lo sucedido, les contaron a los otros lo que había ocurrido con el hombre poseído por los demonios y con los cerdos; 17y la multitud comenzó a rogarle a Jesús que se fuera y los dejara en paz.
18Mientras Jesús entraba en la barca, el hombre que había estado poseído por los demonios le suplicaba que le permitiera acompañarlo. 19Pero Jesús le dijo:
20Así que el hombre salió a visitar las Diez Ciudades* de esa región y comenzó a proclamar las grandes cosas que Jesús había hecho por él; y todos quedaban asombrados de lo que les decía.
21Jesús entró de nuevo en la barca y regresó al otro lado del lago, donde una gran multitud se juntó alrededor de él en la orilla. 22Entonces llegó uno de los líderes de la sinagoga local, llamado Jairo. Cuando vio a Jesús, cayó a sus pies 23y le rogó con fervor:
dijo.
24Jesús fue con él, y toda la gente lo siguió, apretujada a su alrededor. 25Una mujer de la multitud hacía doce años que sufría una hemorragia continua. 26Había sufrido mucho con varios médicos y, a lo largo de los años, había gastado todo lo que tenía para poder pagarles, pero nunca mejoró. De hecho, se puso peor. 27Ella había oído de Jesús, así que se le acercó por detrás entre la multitud y tocó su túnica. 28Pues pensó:
29Al instante, la hemorragia se detuvo, y ella pudo sentir en su cuerpo que había sido sanada de su terrible condición.
30Jesús se dio cuenta de inmediato de que había salido poder sanador de él, así que se dio vuelta y preguntó a la multitud:
31Sus discípulos le dijeron:
32Sin embargo, él siguió mirando a su alrededor para ver quién lo había hecho. 33Entonces la mujer, asustada y temblando al darse cuenta de lo que le había pasado, se le acercó y se arrodilló delante de él y le confesó lo que había hecho. 34Y él le dijo:
35Mientras él todavía hablaba con ella, llegaron mensajeros de la casa de Jairo, el líder de la sinagoga, y le dijeron:
36Jesús oyó* lo que decían y le dijo a Jairo:
37Jesús detuvo a la multitud y no dejó que nadie fuera con él excepto Pedro, Santiago y Juan (el hermano de Santiago). 38Cuando llegaron a la casa del líder de la sinagoga, Jesús vio el alboroto y que había muchos llantos y lamentos. 39Entró y preguntó:
40La gente se rió de él; pero él hizo que todos salieran y llevó al padre y a la madre de la muchacha y a sus tres discípulos a la habitación donde estaba la niña. 41La tomó de la mano y le dijo:
que significa «¡Niña, levántate!». 42Entonces la niña, que tenía doce años, ¡enseguida se puso de pie y caminó! Los presentes quedaron conmovidos y totalmente asombrados. 43Jesús dio órdenes estrictas de que no le dijeran a nadie lo que había sucedido y entonces les dijo que le dieran de comer a la niña.
APRENDIENDO DEL PASADO