Hechos 13:1-14:28
131Entre los profetas y maestros de la iglesia de Antioquía de Siria se encontraban Bernabé, Simeón (llamado «el Negro»*), Lucio (de Cirene), Manaén (compañero de infancia del rey Herodes Antipas*) y Saulo. 2Cierto día, mientras estos hombres adoraban al Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo:
3Así que, después de pasar más tiempo en ayuno y oración, les impusieron las manos y los enviaron.
4Entonces Bernabé y Saulo fueron enviados por el Espíritu Santo. Descendieron hasta el puerto de Seleucia y después navegaron hacia la isla de Chipre. 5Allí, en la ciudad de Salamina, fueron a las sinagogas judías y predicaron la palabra de Dios. Juan Marcos fue con ellos como su asistente.
6Después viajaron de ciudad en ciudad por toda la isla hasta que finalmente llegaron a Pafos, donde conocieron a un hechicero judío, un falso profeta llamado Barjesús. 7El tal se había apegado al gobernador, Sergio Paulo, quien era un hombre inteligente. El gobernador invitó a Bernabé y a Saulo para que fueran a verlo, porque quería oír la palabra de Dios; 8pero Elimas, el hechicero (eso es lo que significa su nombre en griego), se entrometió y trataba de persuadir al gobernador para que no prestara atención a lo que Bernabé y Saulo decían. Trataba de impedir que el gobernador creyera.
9Saulo, también conocido como Pablo, fue lleno del Espíritu Santo y miró al hechicero a los ojos. 10Luego dijo:
Al instante, neblina y oscuridad cubrieron los ojos del hombre, y comenzó a andar a tientas, mientras suplicaba que alguien lo tomara de la mano y lo guiara.
12Cuando el gobernador vio lo que había sucedido, se convirtió, pues quedó asombrado de la enseñanza acerca del Señor.
13Luego Pablo y sus compañeros salieron de Pafos en barco rumbo a Panfilia y desembarcaron en la ciudad portuaria de Perge. Allí Juan Marcos los dejó y regresó a Jerusalén; 14pero Pablo y Bernabé siguieron su viaje por tierra adentro hasta Antioquía de Pisidia.*
El día de descanso fueron a las reuniones de la sinagoga. 15Después de las lecturas acostumbradas de los libros de Moisés* y de los profetas, los que estaban a cargo del servicio les mandaron el siguiente mensaje:
16Entonces Pablo se puso de pie, levantó la mano para hacer que se callaran y comenzó a hablar:
dijo
42Cuando Pablo y Bernabé salieron de la sinagoga ese día, la gente les suplicó que volvieran a hablar sobre esas cosas la semana siguiente. 43Muchos judíos y devotos convertidos al judaísmo siguieron a Pablo y a Bernabé, y ambos hombres los exhortaban a que continuaran confiando en la gracia de Dios.
44A la semana siguiente, casi toda la ciudad fue a oírlos predicar la palabra del Señor. 45Cuando algunos judíos vieron las multitudes tuvieron envidia; así que calumniaban a Pablo y debatían contra todo lo que él decía.
46Entonces Pablo y Bernabé hablaron con valentía y declararon:
48Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y le dieron las gracias al Señor por su mensaje, y todos los que fueron elegidos para la vida eterna se convirtieron en creyentes. 49Así que el mensaje del Señor se extendió por toda esa región.
50Luego los judíos provocaron a las mujeres religiosas influyentes y a los líderes de la ciudad, e incitaron a una turba contra Pablo y Bernabé, y los echaron de la ciudad. 51Así que ellos se sacudieron el polvo de sus pies en señal de rechazo y se dirigieron a la ciudad de Iconio. 52Y los creyentes* se llenaron de alegría y del Espíritu Santo.
141Lo mismo sucedió en Iconio.* Pablo y Bernabé fueron a la sinagoga judía y predicaron con tanto poder que un gran número de judíos y griegos se hicieron creyentes. 2Sin embargo, algunos de los judíos rechazaron el mensaje de Dios y envenenaron la mente de los gentiles* en contra de Pablo y Bernabé; 3pero los apóstoles se quedaron allí por mucho tiempo, predicando con valentía acerca de la gracia del Señor. Y el Señor demostraba que el mensaje era verdadero al darles poder para hacer señales milagrosas y maravillas; 4pero la gente de la ciudad estaba dividida en cuanto a su opinión sobre ellos. Algunos estaban del lado de los judíos, y otros apoyaban a los apóstoles.
5Entonces una turba de gentiles y judíos, junto con sus líderes, decidieron atacarlos y apedrearlos. 6Cuando los apóstoles se enteraron, huyeron a la región de Licaonia, a las ciudades de Listra y Derbe y sus alrededores. 7Y allí predicaron la Buena Noticia.
8Mientras estaban en Listra, Pablo y Bernabé se toparon con un hombre lisiado de los pies. Como había nacido así, jamás había caminado. Estaba sentado, 9escuchando mientras Pablo predicaba. Pablo lo miró fijamente y se dio cuenta de que el hombre tenía fe para ser sanado. 10Así que Pablo lo llamó con voz alta:
Y el hombre se puso de pie de un salto y comenzó a caminar.
11Cuando la multitud vio lo que Pablo había hecho, gritó en su dialecto local:
12Decidieron que Bernabé era el dios griego Zeus y que Pablo era Hermes por ser el orador principal. 13El templo de Zeus estaba situado justo fuera de la ciudad. Así que el sacerdote del templo y la multitud llevaron toros y coronas de flores a las puertas de la ciudad, y se prepararon para ofrecerles sacrificios a los apóstoles.
14Cuando los apóstoles Bernabé y Pablo oyeron lo que pasaba, horrorizados se rasgaron la ropa y salieron corriendo entre la gente, mientras gritaban:
18No obstante, aun con estas palabras, a duras penas Pablo y Bernabé pudieron contener a la gente para que no les ofreciera sacrificios.
19Luego unos judíos llegaron de Antioquía e Iconio, y lograron poner a la multitud de su lado. Apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto; 20pero los creyentes* lo rodearon, y él se levantó y regresó a la ciudad. Al día siguiente, salió junto con Bernabé hacia Derbe.
21Después de predicar la Buena Noticia en Derbe y de hacer muchos discípulos, Pablo y Bernabé regresaron a Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia, 22donde fortalecieron a los creyentes. Los animaron a continuar en la fe, y les recordaron que debemos sufrir muchas privaciones para entrar en el reino de Dios. 23Pablo y Bernabé también nombraron ancianos en cada iglesia. Con oración y ayuno, encomendaron a los ancianos al cuidado del Señor, en quien habían puesto su confianza. 24Luego atravesaron nuevamente Pisidia y llegaron a Panfilia. 25Predicaron la palabra en Perge y después descendieron hasta Atalia.
26Por último, regresaron en barco a Antioquía de Siria, donde habían iniciado su viaje. Los creyentes de allí los habían encomendado a la gracia de Dios para que hicieran el trabajo que ahora habían terminado. 27Una vez que llegaron a Antioquía, reunieron a la iglesia y le informaron todo lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo él también había abierto la puerta de la fe a los gentiles. 28Y se quedaron allí con los creyentes por mucho tiempo.
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